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Dr. Miguel Puiggari

(1827 - 1899)
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Nombre

Dr. Miguel Puiggari

Período

1877 – 1881 y 1881 – 1883

Especialidad

Química y farmacia

Presidente: Dr. Miguel Puiggari (1827 - 1899)

El doctor Miguel Puiggari formó parte del grupo inicial de nueve miembros Académicos, designados para integrar el cuerpo directivo de la Facultad de Ciencias Físico-Naturales, creada el 26 de marzo de 1874, al modificar el Poder Ejecutivo de la Provincia de Buenos Aires la organización universitaria.

Como primer Presidente del cuerpo y Decano de la misma fue elegido el doctor Marcos Sastre quien al retirarse del cargo, principios de 1877, fue sucedido por el doctor Miguel Puiggari. Conservó su función hasta el 7 de febrero de 1881 cuando por resolución del Poder Ejecutivo Nacional, la Facultad es refundida con la de Ciencias Físico-Matemáticas.

Miguel Puiggari fue incluido nuevamente entre los miembros académicos de esta Facultad y cuando se instaló el 22 de febrero, elegido Presidente del mismo. Se retiró del cargo en enero de 1883, sucediéndole el ingeniero Luis Silveyra. Había permanecido seis años al frente de dos organismos que fueron antecesores de la actual Academia Nacional de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales.

Esta segunda elección de Puiggari como Decano de un cuerpo académico, que estaba integrado por personas que se distinguieron como profesores, como científicos o como profesionales, evidentemente indicaba un reconocimiento a su capacidad de trabajo, intensa laboriosidad y actividad fructífera en la enseñanza y en el laboratorio, como había demostrado desde que fuera elegido Profesor de Química de la Universidad de Buenos Aires para llenar la Cátedra que estaba vacante desde 1828, por renuncia de Manuel Moreno.

Es digno de mencionarse que Puiggari había sido designado miembro de la Academia de Medicina, cuando el Gobierno de la Provincia de Buenos Aires la restableció en 1856. Pero el cuerpo no se pudo reunir por imposibilidad de asistir de parte de varios designados. Tratando de corregir esta situación, en 1857 un nuevo decreto, redujo el número de Miembros de la Academia de 30 a 23 contando nuevamente a Puiggari entre los mismos. Los nuevos académicos efectuaron algunas reuniones, pero la Academia tuvo muy poca vida desde el año 1858. Debe señalarse que en esos años la Academia de Medicina no pertenecía a la Universidad, a la cual volvió con la reorganización de 1874, que enumera a la Facultad de Ciencias Médicas como formando parte de la misma.

Miguel Puiggari nació en Barcelona el 26 de abril de 1827 y llegó a Buenos Aires en 1851. Alumno en su ciudad natal de la Escuela de Nobles Artes, la Junta de Comercio le había premiado por sus exámenes de agricultura y botánica y de la cual recibió el título de Doctor en Ciencias. Al parecer estaba en su ánimo desarrollar alguna industria en nuestro país, pero encontrando un clima poco propicio, comenzó a ejercer como farmacéutico.

Tres años después, era designado profesor de química de la Universidad de Buenos Aires, al ganar un concurso de oposición que fue precedido por una discusión periodística sobre problemas industriales con su contrincante, el doctor Alfredo Fougen.

Por esta razón, Herrero Ducluox le ha dado el título de "fundador" de al enseñanza de la química en la Argentina, reservando a Manuel Moreno, quien fuera el primer profesor, el título de "iniciador" y a Cosme Argerich el de "precursor".

Esta designación, con las posibilidades que le daba de enseñar, estudiar y trabajar, todo lo cual era evidentemente de su agrado, debieron ser algunas de las causas que contribuyeron a que Puiggari se quedara en la Argentina formando un hogar con doña Matilde Llobet. En todas las generaciones, siempre han existido entre sus descendientes quienes se han interesado por trabajar en el mismo campo que el fundador argentino de la familia.

Solamente su fallecimiento, el 14 de abril de 1889, terminó su vinculación con la Universidad, cuando era el Decano de los profesores, con cerca de 35 años de actividad docente.

El cargo de Profesor de Química de la Universidad de Buenos Aires le obligaba a dictar dos cursos en el llamado Departamento de Estudios Operativos, uno de Química General, y el otro de Química Aplicada. En 1863 propuso que se designara a Tomas Perón, quien había aprobado las materias de química con distinción, para que lo ayudara en sus tareas, dictando el curso de primer año y actuando como preparador en el segundo curso.

En 1870 pidió licencia para viajar a Europa y propuso que Pedro N. Arata, lo sustituyera durante su ausencia, pero el Gobierno designó a Bernando Weiss, quien falleció durante la epidemia de fiebre amarilla y fue reemplazado por Perón en el dictado de los cursos.

En la nueva Facultad de Ciencias Físico- Naturales, Puiggari fue designado profesor en 1875 profesor de Química Analítica, la materia que más debía agradarle, acompañado por Tomas Perón y Pedro Arata, como profesores de Química Inorgánica y de Química Orgánica respectivamente.

Puiggari se vinculó también como profesor con la Facultad de Medicina de la cual era miembro Académico. Desde 1874 fue profesor suplente de Química Farmacéutica, cuyo titular era el doctor Domingo Parodi. Con su salud quebrada, Parodi renunció a la cátedra, regresando a Europa y falleciendo en París. Al llamarse a concurso para cubrir la vacante, el Poder Ejecutivo designó a Pedro Arata, lo que motivó el alejamiento de Puiggari de la Facultad.

Puiggari fue profesor del Colegio Nacional de Buenos Aires por un corto número de años (1865-1868), cuando al fallecer Amadeo Jacques se hizo cargo de la Cátedra de Química que éste último dictaba.

Además, el estímulo de Juan María Gutiérrez y su evidente entusiasmo por enseñar, determinaron que dictara lo que posiblemente fueran las primeras clases de extensión universitaria en su especialidad, "a fin de hacer comprender -escribió el Rector- las importantes relaciones que la unen (a la química) con las artes y con la industria, base de la riqueza del país".

Miguel Puiggari obtuvo el título argentino casi treinta años después de haber sido designado profesor. Presenta su tesis a la Academia de Medicina, y solicita de la misma el doctorado. La Facultad accede al pedido y limita su examen a la presentación de la tesis sobre el tema elegido, añadiendo la corporación cuatro proposiciones que deben ser sostenidas por el autor. Le toma examen una Comisión especial presidida por el doctor Domingo Parodi. Canton comenta que la disertación fue tan erudita y lúcida, como la que efectuara el profesor Parodi, quien también había solicitado que se le acordara el Doctorado. Parodi fue el primer Doctor en Farmacia graduado de la Universidad de Buenos Aires y Puiggari el segundo.

Miguel Puiggari fue un trabajador incansable, no sólo en la enseñanza y en el laboratorio, sino también como publicista. A los trabajos mencionados en la bibliografía reunida por el doctor Herrero Ducluox, debe sumarse una nutrida acción periodística, incluso la discusión que mantuvo con su opositor en el concurso para optar a la Cátedra de Química de la Universidad. Sus artículos en los periódicos son muy variados, varios de carácter polémico y aunque a menudo tratan sobre temas de química, especialmente sobre alimentos o industrias, en otros se aleja de los mismos.

Cuando se ocupa de problemas químicos, sus artículos periodísticos son el reflejo de sus publicaciones técnicas que diera a conocer en las páginas de los "Anales Científicos Argentinos", la "Revista Farmacéutica", los "Anales de la Sociedad Científica Argentina", etc., estos trabajos se inclinan principalmente a la química analítica y más bien a la química analítica aplicada.

Hay algunos casos de excepción, como la conferencia que diera, luego publicada, sobre "Análisis Espectral", para dar a conocer el primer espectroscopio llegado al país. O su memoria sobre las "Leyes de diálisis y su comprobación experimental", que fue premiada con medalla de oro en un concurso realizado por la Sociedad Científica Argentina.

Su inclinación a la química analítica aplicada se observa claramente en el libro que publicara en 1863 con el título de "Lecciones de Química Aplicada a la Higiene y a la Administración, para uso especial de los alumnos de Química de esta Universidad", que corresponden a las clases que dictaba en el segundo año preparatorio. Contiene siete capítulos sobre alimentos, dos sobre la atmósfera y el agua y los tres restantes están destinados a considerar los establecimientos industriales y los hospitales e instituciones similares.

L. Halperin Donghi, quien ha analizado el mismo, señala con razón que "la carrera docente de Miguel Puiggari de más de tres décadas, es muy diferente de sus antecesores. La docencia no constituye una actividad cumplida entre muchas otras..." de distinto carácter. Miguel Puiggari dedicaba casi todo su tiempo a la farmacia y a la química.

Otros dos libros tuvieron origen en las clases de química analítica de Puiggari. El primero consiste en apuntes tomados por Pando. El otro es un compendio de análisis químico cualitativo y cuantitativo publicado en 1878. Un comentario bibliográfico sobre este último ha sido publicado por Arata quien lo atribuye a M. Puiggari y menciona la importancia que los estudiantes puedan disponer de una literatura química en español, la cual debe ser recibida con placer por todos los interesados.

De sus trabajos sobre química analítica es evidente que ninguno le interesó más que aquel en el cual describe un nuevo método par determinar volumétricamente sobre una muestra "amoníaco libre y combinado, la del azoe que forma parte de las materias orgánicas y la del ácido nítrico o del nitro que resulte de la oxidación de las mismas".

Publicado inicialmente en la "Revista Farmacéutica" envió un resumen a la Academia de Ciencias de Francia y le pidió a Arata su opinión. La Academia publicó su nota y Arata le contestó con una larga carta de su puño y letra, de cinco carillas oficio, fechada el 5 de junio de 1873 exponiéndole sus puntos de vista. En la misma hace varias consideraciones sobre el método, señalando los aspectos que considera más importantes y novedosos y efectuando algunas sugestiones sobre los reactivos empleados. Al despedirse reconoce a Puiggari como uno de sus maestros. Puiggari utilizó este método en algunos trabajos ulteriores.

Pero cada vez más se inclina hacia los aspectos aplicados. Dedica varios estudios a las aguas en diversas zonas del país, y evidentemente no puede dejar de ocuparse de las del Río de la Plata. En un largo trabajo señala, lo que siempre ha sido posteriormente confirmado, la potabilidad de las mismas la cual ha ido disminuyendo hasta nuestro días por la contaminación.

En otras publicaciones considera problemas de nuestra industria agropecuaria. Formó parte de una Comisión sobre conservación de carnes y se interesó mucho sobre la situación de los saladeros, al parecer acusados de ser fuente o propagadores de la epidemia de fiebre amarilla que asoló a Buenos Aires en 1871, efectuando algunas publicaciones al respecto. Sostenía que los saladeros instalados en Barracas, cerca del Riachuelo, no eran causa importante de la diseminación de la epidemia y que debía cuidarse en cambio la contaminación de las aguas del Riachuelo donde se echan los residuos de esa industria que entraban en putrefacción. Dedicó tiempo para obtener una patente, la número 8 de las acordadas en el país, para producir guano artificial de esos residuos que tirados al agua no sólo perdían todo posible valor, sino que cada vez, aumentaban su contaminación.

Además de los cargos de enseñanza, Miguel Puiggari fue llamado por el gobierno para desempeñarse en otros para los cuales tenía experiencia y capacidad. Fue químico del Consejo Provincial de Higiene y del Consejo Nacional, Miembro del Consejo de Higiene Pública, Miembro Honorario del mismo, Inspector Técnico de la Casa de la Moneda y Sub-Comisario Químico de la Oficina de Patentes de Invención. Recibió también honores nacionales y extranjeros. Durante la presidencia de Sarmiento, se le otorgó una medalla de oro al Mérito. Igual galardón obtuvo en la Exposición Nacional Argentina de 1871. Fue designado Miembro Corresponsal de las Sociedades de Farmacia de París, Madrid, Barcelona y Santiago de Chile; Miembro Honorario de la Sociedad Rural Argentina y de la Asociación de Amigos de la Historia Natural del Plata. Fue Presidente de la Sociedad Científica Argentina y de la Sociedad Nacional de Farmacia. Le quedó tiempo para dedicarse a sus compatriotas que habían emigrado a la Argentina, siendo Presidente en uno u otro momento, de las Sociedades Españolas de mayor prestigio.

La mejor demostración del significado de la obra del Dr. Miguel Puiggari se encuentra en las resoluciones que con motivo de su fallecimiento dictaron la Universidad, la Facultad y las instituciones científicas y de bien común en las cuales actuó; en los discursos que se pronunciaron en su sepelio, en las noticias necrológicas de la prensa y en los homenajes que se le rindieron al cumplirse el primer aniversario de su muerte. Han sido recopilados por dos de sus amigos: Don A. R. Cartavio y Don R. Monner Sans.

Agradezco a los Dres. Hugo Puiggari y Hugo M. Puiggari la documentación e información inédita que nos han facilitado sobre la vida y obra del Dr. Miguel Puiggari.

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