La preocupación por el limitado número de mujeres en las carreras y profesiones relacionadas con las Ciencias Naturales o Exactas (en especial Física y Matemática), así como en Tecnología e Ingeniería no es nueva. Hace más de tres décadas que organismos internacionales como UNESCO, la Comisión Europea, numerosas universidades y centros de investigación –sobre todo en Europa y Norteamérica– vienen relevando estadísticas que visibilizan las trayectorias educativas de las mujeres en estos campos, y en menor medida en los entornos laborales, al mismo tiempo, ofrecen explicaciones cada vez más detalladas y sistémicas que responden a la influyente pregunta “¿Por qué tan pocas?”13. Como corolario de esta importante producción de conocimientos se alerta sobre las consecuencias, tanto en las oportunidades laborales de las mujeres, como en el desarrollo de la ciencia, la creación tecnológica y la innovación..